Vida Familiar

Pataletas en la infancia ¿Por qué se producen y cómo regularlas?

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Las pataletas son manifestaciones de los niños al sentir frustración, ira, miedo o tristeza, siendo una expresión conductual intensa que se caracteriza por gritos, llantos, patear, tirarse al suelo o incluso darse golpes a sí mismo. Es necesario aclarar que son un fenómeno normal y esperable durante la edad preescolar, pudiendo aparecer entre los 12 meses y 5 años. Se presentan de variables formas, con distintas intensidades y duración.

¿De qué depende su intensidad?

Especialistas señalan que en cierto grado dependerán del temperamento del niño. También influirá si su ritmo biológico es más complicado, es decir, si tiene problemas para dormir o comer. En algunos casos, las rabietas se producen porque existe un problema de desapego con los padres y entonces los niños las utilizan como una forma de vincularse con los demás.

Entendiendo sus bases en el desarrollo de niños y niñas

Sus bases se asientan en el desarrollo neurobiológico, psicológico y social que caracteriza a quienes viven esta etapa de la infancia. Niños y niñas no tienen las mismas herramientas que los adultos para comunicar lo que sienten, necesitan y piensan. Las pataletas son una forma de comunicación y, por lo tanto, si das un espacio para tratar de comprenderlas, contener a tu hijo(a) y llegar a acuerdos, irán disminuyendo gradualmente en intensidad y frecuencia hasta casi desaparecer entre los 4 y 5 años. No es malo que el niño se manifieste frente a ciertos límites impuestos por sus padres.

Las pataletas representan la pérdida de control del niño consigo mismo y no la ganancia de control sobre la madre o el padre. Encuentran su explicación en un desarrollo poco balanceado a esta edad; donde en ciertas áreas presentan múltiples avances y a su vez, en otras áreas, se encuentran por debajo de lo esperado. Por ejemplo, el área motora, la búsqueda de autonomía y sus intentos por diferenciarse, a través de conductas oposicionistas, se desarrolla rápidamente, mientras que poseen un lenguaje aún básico, y una escasa regulación emocional, pues ésta recién comienza a desarrollarse. Bajo estas circunstancias es normal que los niños “se desborden” de alguna emoción como la frustración, y que esto se traduzca en una expresión conductual disruptiva que conocemos como pataleta.

Causas más frecuentes por las que niños hacen pataletas:

  • Desean tener o que se les compre algo que quieren en el momento.
  • Desean hacer algo que no es posible en el momento.
  • Se frustra por algo que quiere hacer solo/a y no puede.
  • No quiere dejar una actividad que le gusta o irse de un lugar determinado y debe hacerlo.

Recomendaciones para manejar una rabieta:

Una de las principales tareas que tenemos como padres, es enseñar disciplina con amor, desde esta premisa debes observar a tu hijo para identificar la posible causa, el por qué de su pataleta.

  • Dile que esperas de él/ella: Dile antes de salir, que comportamiento esperas de él, considerando aquellas situaciones que suelen detonar su enojo, anticipándolo a ellas y hablándolo antes. Ejemplo: “Hoy iremos a comprar al negocio de la esquina y nos divertiremos, pero hoy mamá no puede comprarte ningún dulce.”
  • Ten paciencia y mantén la calma: Ellos son muy perceptivos a tus reacciones y si logran percibir que tú lo estás pasando mal, es muy posible que su pataleta se intensifique, para ver si consiguen lo que quieren. No existe receta más infalible para intentar calmar a otra persona, que estar en calma tú.
  • Habla con ellos y se firme: Explícales el por qué de las decisiones que tomas. Permite que expresen sus emociones, déjales llorar, dando tiempo para que se calmen, dejando en claro desde un inicio que no habrá cambios en tu decisión. En ocasiones ellos podrán comprender. Llévalo a un lugar seguro donde se pueda desahogar. Abrázalo, cárgalo y sácalo del sitio donde inició la rabieta. Hazle entender que estará ahí hasta el momento que se sienta más tranquilo.
  • Negocia: Existen padres que atribuyen el negociar a una pérdida de control, sin embargo, cuando se trata de temas sencillos de abordar, puede ser muy beneficioso para ambos llegar a un acuerdo.
  • Acompáñale en el reconocimiento de sus emociones: Una vez que el evento pasó y se ha calmado, analicen juntos la situación y ayúdale a identificar las emociones que sintió dejándole claro que es normal sentirse frustrado a veces.

Estas estrategias te serán de mayor utilidad a medida que tu hijo vaya creciendo, pues será más fácil poder entablar un diálogo con ellos. Muchas veces madres y padres imaginan que sus hijos constantemente les ponen a prueba, como si ellos lo hicieran con intención de fastidiarles o humillarles, pero no, simplemente ocurre que ellos todavía no logran manejar la situación y no saben expresarse de otra manera, y es a través de un largo proceso, que aprenderán a hacerlo mejor, siempre de la mano de nuestra compañía, empatía y apoyo para facilitar ese camino.

En pocas palabras prevenir es la mejor forma de evitar una pataleta, anticiparnos a la situación usualmente garantizará el éxito. Debemos considerar que cuando un niño está cansado, con hambre o con sueño, está más irritable y, por ende, son más propensos a las pataletas. Despistar es otra estrategia muy importante, al detectar signos de alarma de que puede avecinarse una pataleta, usemos nuestro ingenio y desviemos su atención: ¡Mira, que bonitos esos autitos, ¿Y si los contamos? Jamás hay que descontrolarse, tampoco amenazar, la violencia tiende a hacer que los niños se vuelvan más furiosos y desafiantes y los padres más castigadores, creando un círculo vicioso. Lo mismo ocurre con las agresiones verbales. Y, por último, dar vuelta la página, en el momento en el que deje la rabieta, le acogemos y damos por cerrado el tema, sin hacer mayores comentarios sobre lo que ha ocurrido. Los padres solemos centramos en recriminar o castigar cuando los niños hacen las cosas mal y muchas veces olvidamos premiarles cuando lo hacen bien, con lo cual, ellos sacan la conclusión de que solo se les presta atención cuando se portan mal. Evitemos este tipo de comportamientos y reforcemos su buena conducta.

Cuando consultar a un especialista.

Si las pataletas son muy largas (más de media hora) y no regulables, es decir, existe una descomposición física y emocional. Físicamente podemos observar agitación, palidez o congestión. Cuando hay interferencia en su funcionamiento familiar, escolar y con otros niños. Si hay agresión persistente. (Hacia sí mismo y otros) y por último, si los padres se ven sobrepasados.

Material elaborado por Psicóloga Natalia Hinojosa Montecino, Magíster en Psicología Clínica, diplomada en Psicoterapia Sistémica Infanto-Juvenil y con formación en Psicoterapia Sistémica, Terapia Centrada en Soluciones.

Referencias

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